Por Heidi Balvanera | Viernes 10 de febrero de 2012
“Generalmente una mujer se siente madre desde el momento de saberse embarazada”Hmmm… esto es relativo, ¿no? Me parece que a cada mujer le “cae el 20″ en momentos distintos, lo que sí es un hecho es que una vez que te sientes madre es más que claro que ese sentimiento te acompañará de por vida.
El otro día navegando en internet encontré información de algunos estudios realizados en Asia que sugieren que durante el embarazo, las células del bebé emigran al cerebro de la mamá y sin saber cómo, atraviesan la barrera hematoencefálica y se agrupan en algunas zonas cerebrales.
Parece ser que estas células fetales son precursoras de otras células y pueden permanecer en el cuerpo de la mamá hasta 27 años después del nacimiento del bebé.
Por lo tanto, se puede decir que el bebé siempre estará presente en la mamá, cambiando su neurobiología cerebral y creando el vínculo mamá-bebé.
Qué maravilla, ¿no? Digamos que esto explica muchas cosas… En especial el porqué nos resulta prácticamente imposible a las mamás dejar a nuestros bebés… ¡Aunque sea por un par de horas! jajaja.
Me acaba de pasar… Si me siguen en twitter en @heidibal ya se habrán enterado que tuve que salir a un evento y como Jaime estaba trabajando, decidí dejar a Elena con unos niñeros expertos: Mis papás.
Acordamos que como el evento era de noche y el frío está macabro en esta ciudad, lo mejor era que ellos vinieran a mi casa a cuidar a la bebé. En punto de las siete de la noche ya estaban tocando el timbre… Abrí la puerta y entraron orgullosos con sonrisas de oreja a oreja preguntando por su nieta.
No tuve oportunidad de platicar mucho con ellos porque iba un poco tarde y ya ven que el tráfico se pone pesado a esa hora, entonces simplemente besé a mi bebita y salí corriendo.
No tenía ni 5 minutos de haber salido de casa cuando empecé a sentir una bola en el estómago y aunque no era precisamente preocupación, sí sentí angustia.
Creo que cuando más me he sentido madre es en la ausencia de mi hija… ¿qué ironía no?
El par de horas que me aleje de casa me la pasé muy bien, platicando mucho de mi hija y extrañándola, ¡claro! Curiosamente, poco antes de regresar Jaime (que ya estaba en casa), me mandó un mensaje de texto diciendo que la nena no se quería tomar la leche de la mamila.
¡Esa es una nueva maña de Elena! Aunque siempre la he amamantado procuro darle también leche materna en mamila para que se acostumbre, pero tiene un par de semanas que se rehusa a tomar de la mamila. ¡Ni hablar! Eventualmente lograremos que le vuelva a agarrar cariño o le tendremos que poner unos pechos a su papá! =)
Cuando llegué a casa mi hija me lanzó una sonrisa cautivadora llena de alegría… Se los juro que por un momento pensé que me estaba diciendo que me había extrañado. (Y al restaurante también!)
Fue la primera vez que Elena se quedó sin la presencia de alguno de sus papás, aunque estuvo muy contenta con sus abuelitos.
Fue así que ayer, por primera vez, me percaté de ese lazo tan especial que me une a mi bebé.
Ella ya está en la etapa de que está muy pendiente de sus alrededores y me da la impresión de que la presencia de Jaime y la mía le dan confort.
Es increíble ver como cuando la dejo sentadita en algún sitio y me alejo ella me sigue con su mirada y está atenta a mi voz. Y claro, cuando me acerco a cargarla… Me sonríe…
Que bonito saber que ese maravilloso lazo entre mi hija y yo siempre va a existir… Y, aunque se que todavía no tengo que separarme de ella, eventualmente le tendré que abrir las puertas del mundo y darle un empujoncito…
¡Imagínense! Como dice mi amiga @viviannegarzon: “Y cuando se vaya al kinder!”, sólo de pensar en dejarla en las puertas ¡se me hace un nudo en la garganta!
Bueno, todavía tengo tiempo para prepararme psicológicamente para ese momento y para muchos más que vendrán en la vida de mi bebé… ¡Mamá al fin!
http://www.jaimecamil.com.br
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