sexta-feira, 21 de agosto de 2009
‘Recién cazado’: el amor en tiempos de cruda
FUENTE:ESMAS-CINEMANIA
Jaime Camil y Gabriela Vergara protagonizan ‘Recién cazado’
El alcohol es el diablo o al menos eso es lo que el cine se empeña en demostrar. No hay una mala decisión que no sea producto de la ingesta desmedida de influjos etílicos, como si el que lo ingiriera no tuviera voluntad alguna ante el estado de estupor en el que él mismo se pone. Sí, culpemos al alcohol de comentarios impertinentes, de indulgencias excesivas, de promiscuidad rampante y de arranques de euforia alternados con impulsos de foreverear y netear a quien se deje. Nosotros no queríamos, pero el drink nos obligó. Por eso, no es de extrañar que Sebastián despierte después de una alegre noche con una extraña en su cama y un acta de matrimonio en el buró. ¿A poco se le puede responsabilizar por sus actos mientras estaba borracho? Si uno no se acuerda, es que no sucedió. Pero ahí está la evidencia, desnuda e innegable, en la forma de una curvada mujer. Y, pues, ¿para qué iban a usar condón, si ya eran esposos? Aunque Sebastián no está por seguir con esta locura, Alexa no piensa ser madre soltera y, por si acaso les pegó, decreta el ultimátum: “no me divorcio hasta mi siguiente periodo”. Van a ser 28 días muy largos.
La comedia romántica es un género tan gringo que es extraño imaginar su funcionamiento en otras industrias fuera de Hollywood. Si se toma en cuenta que el nodo de este género estriba en los roles sexuales del hombre y de la mujer, y en el choque entre las costumbres de las clases sociales, entonces difícilmente puede traducirse a una sociedad como la de México, donde las convenciones e instituciones son totalmente distintas.
Aquí solamente las sirvientas se casan con el patrón en las telenovelas, éste sí, un género por definición mexicano. La estructura familiar es tan diferente a la del país vecino que los estereotipos propios a ese lugar, alrededor de los que juega la comedia romántica, no encajan con nuestra realidad. Seguir entonces el formato exacto de la comedia romántica en una cinta nacional puede ser una fórmula para el desastre, lo que no implica que sea un imposible siempre y cuando se “tropicalice”.
René Bueno intenta esta complicada tarea en su más reciente largometraje, Recién cazado. Su esfuerzo es loable en el sentido de que saca al cine mexicano de esa área de sufrimiento y sordidez que a veces cansa, y lo mueve al territorio del entretenimiento, objetivo principal y primordial -aunque a ratos se olvide- del cine. Crear una película como vehículo de distracción sin exigir nada del espectador no es algo que se le pueda reclamar, pero sí haberlo hecho con un guión un tanto flojo. Si estamos de acuerdo en entrarle de lleno al mundo de los arquetipos en los que habita la comedia romántica con todo y sus personajes unidimensionales y tintes idealistas-optimistas del amor, al menos que los cimientos de ese universo sean lo suficientemente firmes.
Que Jaime Camil sea un enólogo guapo, rico y mujeriego, con la típica casa de soltero, y que Gabriela Vergara sea la oceanógrafa con físico de modelo no es un problema, ni tampoco la batalla campal entre sexos en la que se embarcan. El predicamento se hace patente cuando la premisa de su relación forzada es inadmisible: un posible embarazo. La credibilidad de nuestro galán empedernido se pone en tela de juicio al aceptar, así tal cual, el conflicto sin cuestionarse otras salidas obvias para el espectador.
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