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quinta-feira, 17 de março de 2011

Al fin llega el ‘Mexican power’: Salvando al Soldado Pére


La cinta rodada en Coahuila que se estrena este viernes es una propuesta divertida y familiar. Además aquí sí le ganamos a los gringos en la acción
México. Después de casi tres años de haberse rodado –en su gran mayoría en tierra coahuilense– al fin este viernes se estrena a nivel nacional la cinta mexicana “Salvando al Soldado Pérez”, producción de Lemon Films que contó con un nada reprochable presupuesto de 50 millones de pesos.
La cinta es una parodia del clásico de Steven Spielberg “Salvando al Soldado Ryan” (1998), pero en la versión mexicana, un grupo de poderosos mafiosos viaja hasta Irak para rescatar de la guerra al soldado Juan Pérez, hermano del comandante y jefe de la misión, el máximo capo Julián Pérez.
Los que vieron el drama bélico se estarán preguntando ¿en verdad esta parodia le hace justicia a la multipremiada (ganadora de cinco Oscar) y súper taquillera producción de Spielberg? En esto cabe señalar que “Salvando al Soldado Pérez” divierte sobremanera, pero en ningún momento hace burla de la cinta original. Pero respondiendo a la pregunta, con todo y que sigue la línea básica de la historia, la película mexicana dirigida por Beto Gómez y protagonizada por Miguel Rodarte, no es tan fiel al clásico del cine de guerra. Más bien, es una versión “mexicanizada” que no debe perderse, y le voy a decir porqué.
La cinta cuenta cómo Julián Pérez (Rodarte), el capo más buscado y más importante de México, busca conseguir el perdón de su madre enferma (Isela Vega) cumpliéndole una promesa: viajar a Irak –en plena guerra– y rescatar a su hermano Juan Pérez (Juan Carlos Flores), un soldado de Estados Unidos secuestrado por las fuerzas iraquíes.
Para lograr esta misión, Julián, quien vive en la total y ridícula opulencia, pide a su mano derecha (Jaime Camil) que arme un comando con los mejores “caudillos” mexicanos. Es así como reclutan a Rosalío (Joaquín Cosío), un valiente ex piloto vinculado con el narcotráfico; Chema (Jesús Ochoa), también delincuente, pero retirado del negocio; “El Pumita” (Rodrigo Oviedo), un peligroso ex convicto sin lugar en el mundo, y Carmelo (Gerardo Taracena), un indígena con grandes destrezas, el mejor amigo de los Pérez en la niñez. Todos son valientes y hábiles con las armas.
Como Julián es poderoso y multimillonario, consigue contactos y recursos para trasladarse a Irak con este equipo de mafiosos acompañándolo. Hasta ahí contaré, ya que la historia en el país árabe está repleta de acción, explosiones, comedia y momentos conmovedores.
Hay que aclarar que “Salvando al Soldado Pérez” no es un filme de premiaciones, aunque el mismo productor Billy Rovzar aseguró que en ningún momento pretendía serlo. Es, sin intención de menospreciarlo, un filme “palomero” que buscará conquistar la taquilla y cuyas virtudes, a mi ver, van mucho más allá de los aciertos en la trama o los logros de producción.
Y para no quitarle la intención de asistir al cine y disfrutar de esta película clasificación “B”, enumeraré primero sus tres grandes virtudes y al final, si le apetece, podrá leer los tropezones.
¿Parteaguas en México? Puede ser…
Repito: tres puntos importantes hay que aplaudir y destacar de “Salvando al Soldado Pérez”.
Primero. ¡Al fin los mexicanos se dan su lugar como héroes! Para mí fue una gloria observar, tal vez por primera ocasión en el cine mexicano, a los nuestros ganar en los balazos en un filme de acción. No por chiripa al estilo del burro que tocó la flauta, sino porque son más valientes, hábiles y apasionados que los gringos y los iraquíes. ¿Premisa alejada de la realidad? No lo creo, pero aunque así lo fuera… ¿cuál es el problema? En el cine de los gringos, ellos siempre se auto-imponen como los indestructibles y hasta redentores de la humanidad (ahí tenemos a Rambo, Terminator, Harry Stamper y su comando en “Armageddon” y la lista sigue y sigue), ¿y nosotros no podemos otorgarnos el derecho de hacer lo mismo para promover el patriotismo? ¡Claro que sí! Y “Salvando al Soldado Pérez” es un ejemplo de ello (bueno, si no le ofende que los mafiosos sean los buenos).
Segundo. No se abusa de los clichés. Créame, en este filme no se extrañan las groserías, recurso que han malbaratado las producciones mexicanas con intención de obtener la risa fácil. Tampoco hay violencia gratuita ni explícita, que también se agradece, pues bastante tenemos con ver o leer las noticias.
Tercero. Es un filme “palomero”, pero bien hecho. En el mundo de las películas taquilleras, hay de “churros” a “churros”. En esta equivalencia, nunca podría decirse que “Salvando al Soldado Pérez” se asemeja (ni en intención ni en calidad) a un “Niñas Mal”, por ejemplo. La cinta de Lemon Films (“Matando Cabos” y “KM 31”) es un “churro” bien hecho. Es una cinta con gran elenco, muy buenos efectos especiales y en general, en cuestión técnica, ofrece calidad al espectador. Podrá salir del cine sin haberle gustado la historia, pero nunca acusando a este filme de “mal realizado”. Y aquí retomo la aclaración que hizo Rovzar en la premier en Torreón: “es un filme para hacer dinero”. Una cinta que podrá no ser del gusto de todos, pero que servirá para levantar una industria fílmica tan inexistente en el país.
El lado ‘flaco’
Me duele decir que no todo es miel sobre hojuelas. Ya comenté que es un filme bien realizado, con un gran elenco, familiar y de buenas intenciones. Con todos estos atributos, ¿qué podría no cuajar en la película?
Si pasamos por alto que al ser una cinta con hambre de taquilla, la trama es simple y predecible, nos deja con un problema en la dirección y en el desarrollo de los personajes.
“Salvando al Soldado Pérez” posee un gran elenco, al que no se le hace justicia. Salvo Miguel Rodarte, que soporta la historia con gran acierto, los demás actores están un poco desperdiciados. O será que al escuchar que Jesús Ochoa y Joaquín Cosío (grandioso como “El Cochiloco” en “El Infierno”) intervenían en la película, uno espera mucho más de estos dos veteranos del cine.
Pero no sólo son ellos, los personajes en general salen debiendo en profundidad y quedan como flotando en el limbo de la historia. El conflicto con los personajes, de hecho, provoca que ésta se acartone por momentos, restándole emotividad a las contadas escenas que deberían estar cargadas de mayor fuerza dramática. Sin embargo, después de “Puños Rosas”, se observa a un Beto Gómez más arriesgado y propositivo, que se perfila como un buen director de este tipo de cine.
Pero que esto para nada lo desanime, ya que es un filme con más puntos a favor que en contra. Y si quiere mejor cine mexicano, apoye en la taquilla y no se lo pierda. Porque si su deseo es divertirse, esta cinta no lo defraudará.

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